miércoles, 3 de diciembre de 2008

Confusion Centenaria



La confusión es notable. Tanto como la diferencia que existe entre una institución y otra. Confundidos desde el concepto, los hinchas de Huracán hacen gala de su incondicional amor al club y se enorgullecen de quererlo en las buenas y en las malas. El hincha de San Lorenzo alienta en las buenas, y en las malas corrige, interfiere y reclama torcer el rumbo. El de Huracán, equivocadamente alienta y alienta mientras mira pasivo cómo le saquean el club, lo golea su clásico rival una y otra vez y mira cómo sus ídolos de cartón se van del club manifestando que no tienen agua, pelotas y dirigentes respetables... ¿Pero es verdad que alienta y alienta?

Huracán está a punto de quebrar y desaparecer gracias a su gente.

Se confunde el hincha de Huracán cuando dice amar en las buenas y en las malas olvidando sus intentos de abandono enfrentando las goleadas históricas que le propina San Lorenzo cada vez que se enfrentan. Basta recordar el último clásico que se jugó en el clausurado e inseguro Palacio Tomás Adolfo Ducó, fue 0 – 4 con intento de abandono y fuga en masa. El hincha de San Lorenzo despidió con una ovación al equipo descendido en 1981 y lo llevó de la mano hasta la Primera División demostrando, por si hiciera falta, su grandeza en las malas. Huracán en sus tres pasos por la Segunda División fue un equipo del montón, gracias a su gente, claro.

Se equivoca el hincha de Huracán cuando plantea sus objetivos anuales mirando el clásico. Mientras San Lorenzo mira el fixture para saber si tiene que ir a la Boca o al Gallinero, si se le acercan los clásicos a los choques coperos, Huracán prepara durante seis meses un solo partido, después lo pierde por goleada. Se frustran, se pudren en el odio y se mueren hasta la revancha, que nuevamente terminará en goleada. Huracán sufre por su gente.

Resucita y muere en San Lorenzo.

Esa gente, simpatizante del Globo, muestra con orgullo la encuesta que los decretó como Sexto Grande. Si existe un sexto grande, existe un séptimo, un octavo y un noveno… En su confusión no pueden entender que para llegar a ser uno de los Cinco Grandes, digamos que para alcanzar al quinto grande (Blanquiceleste SA) todavía deben cumplir las siguientes materias: Llenar su estadio, salir campeón en la era de la tv color, ganar de vez en cuando el clásico de barrio y ganarle a Boca o a River alguna vez, jugar una copa, zafar el descenso, tener un hincha más famoso que Francella y habilitar su estadio. Cuando alcancen ese objetivo, recién ahí, podrán comenzar a pensar en Independiente. Luego sí, se permitirán pensar en San Lorenzo, Boca y River.

Todavía les falta, y mucho.

El hincha de Huracán mira en blanco y negro. No gana un clásico de barrio hace 7 años, soportó tres descensos dejando un buen caudal de simpatizantes en las canchas del ascenso, ganó un solo título en su historia y no sabe lo que significa jugarse el prestigio en el exterior porque las copas las conoce gracias a San Lorenzo. El hincha de Huracán hace gala de su mediocridad disfrutando de los tropiezos Cuervos. Y se va a dormir temprano cuando El Ciclón despliega su grandeza como la noche del 8 de Mayo en el Monumental…

Sopita y a la cama. Se pone el camisón y sufre hasta mañana.

Allá por 1994, no pudo festejar Huracán su único y mejor intento de campeonar. Fue segundo de un triste Independiente que lo goleó en el último partido. Se rumoreó que los jugadores del Globo fueron "para atrás", triste, triste. Para colmo, su gente soportó que le coloquen una reja para reducir la tribuna visitante, algo nunca visto y menos en un equipo que se presume grande. Independiente esa tarde lo puso en su justo lugar, lo goleó, le puso la reja y lo sobornó. Lo trató como a un equipo chico. Mérito de su gente.

A punto de desaparecer, en el torneo de su Centenario no pudo completar la tribuna local de Vélez (recordemos que ya desde hace casi un año tiene su estadio inhabilitado, un monumento a la ruina) el domingo siguiente a los festejos de sus primeros y últimos cien años. Conmueve ver tan poca gente siguiendo al Globito, y es fácil imaginar un futuro emparentado a la realidad de Platense, Chicago y Chacarita (estos dos últimos con mucha más convocatoria que Huracán viven penosos desencantos en el fútbol menor de la Argentina). Tampoco pudo ganar "el" clásico, ese que se recuerda por ser el de los 100 Años.

Sus dirigentes, con el Inglés a la cabeza, son odiados por los hinchas y utilizan frases de compromiso, vendehumo y tribuneras para quedar bien con su pequeña masa que aún así los detesta. Mediocres, como si fuera una marca registrada en Patricios.

Se equivoca Huracán cuando habla del Barrio, eso fortalece la lucha de San Lorenzo por volver a su origen, eso le da fuerzas al Cuervo, y cuando la masa azulgrana se pone tozuda… no hay nada que la pare, el hincha de Huracán vive una realidad distorsionada.



Es tan diferente San Lorenzo de Huracán, que el Clásico ya es un partido más, que no valen comparaciones posibles, que ya no da alegría golearlos, inmersos en su mediocridad habitual, los hijos de Parque Patricios están en extinción. Hablan de Banderas robadas, de tiros, de cosas que uno que vive de la pasión futbolera desconoce, otra vez pifia la gente de Huracán.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente!!!!!

globo no existis de verdad

sos de la C y con cappa la vas a conocer

cuco de temperley

Elvio dijo...

grosso Chusa!

nada mas explicito que la realidad misma.

Abrazo

Anónimo dijo...

jajaj. creo que es muy interesante abordar esta tematica de la "locura o delirio de los hinchas de este equipo de parque poquitos".
Y cuando hablo de locura no hablo de ese "amor a pesar de todo por los colores" , no.. hablo de gente que lamentablemente no está bien de la cabeza.
Que no puede mantener un dialogo normal sin decir alguna pelotudez o evitar comportarse un tanto esquizofrénicamente como se ve en el video que ilustra esta columna.

Mírenlos, pobres, tirándose en los charcos de esa bombonera que para ellos era un parque de diversiones imaginario, como si fueran gente que no distingue la realidad.
O escucharlos "torear" a equipos grandes de verdad cuando hablan desde uno de los escalones más bajo de la escalera del futbol argentino.

En serio. Dan lástima. Pena. Un poco de gracia desde lo negro del humor si uno quiere, pero no me jodan...SON UNOS PELOTUDOS BARBAROS.

Chussa. Grosssssso.

SanCuervo