domingo, 30 de noviembre de 2008

El 30 del 11 nos encontrará unidos o sometidos

Buscamos la grandeza de San Lorenzo con la pasión de los arqueólogos, que hurgan entre el polvo de años y años buscando desesperadamente los restos fósiles del gigante que desapareció.

Buscamos entre la podredumbre que rodea a la casa cuerva con la minuciosidad de aquellos que no quieren ver más basura en el jardín.

Buscamos volver a Boedo como un ciego busca el sol.



Nos movemos de acuerdo al calorcito y un brillo que no vemos cerca pero que está, se siente. Estamos cerca de todo y lejos como al principio. ¿Es una nube pasajera para el gobierno o es una tormenta que lloverá ladrillos en Boedo? Depende de nosotros, los que queremos mover montañas (o góndolas), depende de la presión bien ejercida, con argumentos, y de la mística revolucionaria que nos demostraron posible aquella primavera de 2000.
Esa mística llena de polvo que se sacudió una tarde para gritar SAN LORENZO NO SE VENDE.
Con una mano en el corazón: ¿Cantaron esto algunos años antes de la revolución?
"Miele, mi buen amigo… / yo no me olvido la que pasé… de cancha en cancha ir pagando el alquiler… / muchas gracias presidente... somos locales otra vez"

Yo la canté, dsifrutaba mi adolescencia.
Algunos años antes me tomaba el 80 y el 143 con los walkman, escuchaba a Spinetta y me bajaba en Varela y Cruz, veía cómo tomaba forma el estadio y miraba la práctica, pedía autógrafos y me sacaba fotos con el Beto o la Chancha. Era inocente e ignoraba lo que se avecinaba. Me tiraba a quemar la tarde bajo un árbol de la Ciudad Deportiva, no había estacionamientos, había árboles y leía a Charles Buckowski mientras caía el sol. Me rateaba de Taller en el industrial, era viernes y era feliz. Miele era San Martín. El barrio no era tan jodido, había muchos clubes, la zona prometía, la villa era de cartón y Miele la iba a separar con una arboleda tremenda y hasta algunos hablaban de topadoras… Los "anti" decían que el estadio se hundía... que no se terminaría... uno hacía fuerza y le ponía huevos, comprabas el bono y pagabas el día del hincha todos los putos partidos de local en Huracán.

Obvio que la canté.



Tiempo más tarde, cuando aparece ISL en el horizonte azulgrana yo trabajaba en un medio importante de comunicación, mi pasión había mermado para dejar lugar a la objetividad profesional (no el sentimiento, sí el fanatismo ciego) y hablando de la privatización de San Lorenzo con gente cuerva del trabajo, un relator que gustaba llamar al estadio Fernando Miele y cuyo ídolo era Miguel Angel Tojo me decía: "ustedes son unos pelotudos, Miele les hizo la cancha y ahora los salva con ISL, cómo no lo van a apoyar? Están completamente locos"… Yo dudaba, le otorgaba ese beneficio a Miele. El beneficio del que gozan los criminales hasta que se comprueba lo contrario. Estaba equivocado. Miele estaba equivocado y ese relator estaba crazy. Definitivamente.

Pero en esa época era fácil otorgarle el beneficio de la duda a Miele. ISL manejaba la imagen de la FIFA, y no nos iba a manejar el club, sino a mejorar la vidriera. El márketing, el merchandising, un crecimiento sin dudas...
Es por eso que los que lucharon en esa revolución merecen un reconocimiento. No era fácil para el hincha medio. El que vive del resultado y el aliento incondicional, saber de qué se trataba ISL. No era fácil porque los medios (como lo hacen ahora) desinformaban.

El hincha comprometido sabía, pero tampoco era fácil para él luchar contra el gobierno corrupto de Miele y además contra la ignorancia del hincha medio. Fue doble la batalla y la ganaron, por suerte y para suerte de San Lorenzo. Hoy, que volví a mi fanatismo ciego pero más comprometido gracias a los que defendieron esa parada, puedo intuir que el Padre Lorenzo, nuestro padre, hubiera hecho lo mismo.
Lamentablemente, la historia no siempre la escriben los que ganan. El gobierno de turno expulsó a Miele, pero nunca reconoció oficialmente la gesta de aquella gente que se jugó por San Lorenzo. Esa gente hoy tiene los laureles ganados y también la responsabilidad de guiar a los que gracias a su epopeya hoy buscan comprometerse en la lucha nueva. Muchos de los que ganaron galones en aquella batalla hoy señalan a los nuevos soldados en una actitud que no es la propia de un gladiador. ¡Todo lo contrario, no deberían ser temerosos de reconocer los frutos de aquella victoria! Hoy muchos de ellos se dividen en celos e histerias que los alejan de esos tiempos inmortales a riesgo de tornar difusa su imagen histórica.



Deben estar unidos como ese 30 de noviembre. Juntos, guiando a los que se sumaron desde entonces y mirando hacia Boedo, tierra donde se librará la próxima conquista. Con la grandeza de haber sido prócer y con la certeza de que el tiempo pone las cosas en su justo lugar, el reconocimiento en el bronce lo tendrán, pero hoy no pueden desconocer que su reconocimiento es carne y piel, es gente que busca ser lo que ellos fueron. Y el compromiso es y será siempre para con los destinos que soñó Lorenzo Massa para la gloriosa camiseta Azulgrana. Destinos de gloria heroica, de mártires santos. Deberán comportarse como lo que son: Héroes. Esa responsabilidad han conquistado, a la altura de sus circunstancias procedan entonces.

ELCHUSA

1 comentario:

Monegasco dijo...

muy bueno, realmente... la transicion de la idolatria a miele al desencanto y odio en muchos casos es tal cual. A los de la generacion que no vivio el viejo gasometro y fue creciendo junto con el Bidegain nos paso eso... el que parecia un mesias se transformo casi en un criminal...

cuantas roscas internas nos devoran, desde la ida del padre lorenzo que nos desangramos internamente, desde los dirigentes, pasando por las distintas agrupaciones, hasta los jugadores como en la copa libertadores o en el actual torneo, siempre hay una causa para pelearse, siempre hay una razon para divirse y no conseguir lo q se busca...

san lorenzo lamentablemente siempre es lo mismo, tiene todo el potencial para obtener lo que se proponga pero nunca tiene nada...

saludos, excelente post...