miércoles, 11 de febrero de 2009

Creer o reventar.



No hay formula para ganar una Libertadores. Nadie tiene un plan maestro que te asegure alzar la putisima Copa. Algunos entran al torneo de relleno y con un poco de voluntad dan la vuelta. Otros intentan desbordarse de figuras y arrojan a la cancha pergaminos esperando que formen equipos que nunca llegan. Los pocos organizan y estructuran a sus Clubes buscando clasificar todos los años para jugarla y entonces, en base a probabilidades, aumentar las chances de que quizas, por mérito o rebote, termines siendo el Campeón de America.

San Lorenzo entra a esta Copa con algunos vicios sin resolver. El lamentable final de la última edición de la Libertadores, lo ocurrido en Bahia Blanca, la entrega del Apertura y un plantel sin limpieza golpean la ilusión del hincha, que no es la misma que en 2008. Pero en el fondo todos creemos. Creemos porque San Lorenzo es superior a cualquier dirigente o a cualquier arquero. Superior a cualquier referente que pelea por su pase libre y termina jugando en Ecuador. Superior a cualquier delantero que te falta a practicas escavio y que encima dice sentirse incomodo en el Club. San Lorenzo es azul y grana, sacrificio y fidelidad. Vivimos 21 años sin salir campéon, el descenso, la entrega de un estadio, el peregrinaje sin cancha. Sabemos como del sufrimiento hacer alegria y bancar la parada siempre, por más complicado que pinte el panorama. San Lorenzo es una filosofía de vida que tiene, por máxima inquebrantable, el creer más alla de todo. Y hoy volvemos a creer más alla de todo, como marca nuestra historia.

El Club tiene en su plantel a líderes futbolísticos que deberán tomar la batuta y orientar a este equipo al máximo trofeo sudamericano. Tenemos empleados que saben jugar a la pelota, cuando sus preocupaciones se limitan al verde cesped, y en ellos habrá que depositar la confianza. Ojala que nuestros dirigentes estén a la altura de las circunstancias y luchen en los escritorios lo que hace unos meses entregaron en Viamonte. Tinelli, esta es tu obsesión; demostralo. No pueden surgir diferencias ni resquemores. No pueden existir preocupaciones monetarias que desvien los esfuerzos. No pueden filtrarse malestares a la prensa ni darle de morfar a los serviles del amarillismo que buscan generar puterío para quebrar la paz bajo la cual se deben conducir los exitos. Seamos vivos y entendamos que nada es superior al Club.

Arranca una nueva Copa Libertadores y San Lorenzo debe sacarse esta espina que nos detiene Insitucionalmente hacia los verdaderos objetivos de grandeza que nos debemos trazar como Sanlorencistas. Hay que ganar esa puta Copa para colgarla del alambrado de la popular santa, tirarle kerosene y prenderla fuego, para que todos nos chupen bien los huevos. Es la Copa que tienen que ganar los jugadores para redimirse (ok, la tienen que ganar para llenar sus bolsillos), es la copa que tienen que ganar los dirigentes para perpetrarse, es la copa que tiene que ganar Tinelli para entrar como "indiscutido artífice de la gloria", es la Copa que hay que ganar para que se focalice sólo en la Vuelta a Boedo, es la Copa que hay que ganar en la tribuna para cumplir con nuestro deber: nunca fallarle a San Lorenzo, y si TODOS tenemos razones para ganarla, la pregunta es por qué no ilusionarse?

Estamos con las heridas bien abiertas, heridas que sangran desde hace más de ocho meses, cuando perdimos el primer triangular. El triangular que conformaban un vestuario mercenario, un cuerpo técnico soberbio, y una comisión directiva que permitió un escenario en donde los jugadores pueden insultarse con el Entrenador cuando este trata de mediar en pos de que sus hijos cobren los premios por haber cumplido con el deber, ganarle a un rival. Todo esto a lo largo de una madrugada larga, víspera de una noche agitada, en la que Agustín Orión se luciera haciendo jueguitos fuera de su área y regalando un gol de visitante a la Liga de Quito. La misma noche en que el implacable goleador Andrés Silvera erró un penal en movimiento.

El segundo triangular se pierde sobre el final del año, lo jugaron un vestuario mercenario que dilató la definición poniendo en juego un torneo ganado, un cuerpo técnico dubitativo que tranzó con el plantel chantajista durante las negociaciones, y un grupo de dirigentes que fueron a darse una vuelta por la AFA un domingo a la noche mientras Boca, Maza y Grondona se armaban una definición a medida.

¿Por qué no ilusionarse? No hubo limpieza, los líderes gozan de buena salud, el plantel no sufre lesiones importantes y todos coinciden en que la Copa es la obsesión, entonces no hay más que hablar. Confiemos en que los líderes positivos sean los que juegan bien la pelota, Ledesma, Barrientos, Solari, y que aquellos que juntan las monedas entre las sombras y la mugre se dejen de joder, una vez al menos, por el bien de San Lorenzo.

2 comentarios:

(Largo) dijo...

ahora si!

(Largo) dijo...

hay que sumar a los cuervos de andorra a los amigos de debate